2 de marzo de 2013

VIGÉSIMA PRIMER ESCENA

Ahora que hago memoria, encuentro a Brenda, y la recuerdo como la mujer más extraña de todas; una belleza rara, un rostro de facciones fuertes y una personalidad débil, de pelo negro, piel morena, ojos amarillos; parecía una gata y en conjunto era muy bella. Cuando la conocí, resultó ser muy impactante para mis sentidos, atrajo mis deseos de inmediato, aunque al final me salió con un chasco inesperado; algo que me había ocurrido sólo en mi adolescencia y con mujeres mucho más jóvenes. Nunca me imaginé que me fuera a pasar con ella.
   Yo me encontraba ese día en el Teatro Mayor sirviendo de jurado en una mesa de Auditores de baile para seleccionar a un grupo de niños y niñas, quienes ingresaría a la Academia. Fue mi debut como auditor. En el recinto se encontraba Brenda sentada a dos sillas mías en la misma condición de jurado. En la cara tenía una seriedad única, el pelo negro le caía muy largo y le tapaba la amplia espalda, su traje amarillo hacía perfecto contraste con su piel morena. Permanecí observándola detalladamente, de inmediato me imaginé en el momento más erótico de mi vida con ella. La miré con la misma seriedad y luego le sonreí entre dientes; como quien no quiere la cosa. Ella me mostró su dentadura sin sonreír. Era perfecta; lo agradecí.
   La presentación de los niños fue maravillosa. Me impactó el deseo colectivo de ser bailarines que se despertó en cada uno de ellos; el salón respiraba un ambiente mágico, la música me hizo retonar y concentrarme de nuevo en mi trabajo.
   Las niñas estaban hermosas, todas empezaban a moldear sus figuras, me hicieron regresar a mis primeros días de bailarín cuando vi por primera vez a Rachel, luego, cuando estando en la Academia tuve la desgracia de sentirme asediado por Bryan, uno de los bailarines maricones más exitosos que mis ojos pudieron ver en aquella época; él tenía trece años al igual que yo y con su talento pudo ganarse una beca para estudiar en el extranjero. Físicamente era un hombre perfecto, recuerdo que algunas niñas, al velo, suspiraban con la certeza que de nunca podrían acceder a un hombre como él; eso tendrían que dejárselo a los "damos". Yo, a esas edad, todavía no formaba bien mis músculos, era mucho más delgado, y aunque lo bueno vino después, en aquella época nunca e perdí la posibilidad de disfrutar de las más lindas, pero reconozco que al comienzo me era un poco difícil convencerlas a todas de que mi profesión no me convertía en gay.
   Regresé al presente, me encontraba todavía en la Audición; en aquel momento estaba bailado una hermosa niña de doce años; a su edad ya se había formado como mujer, lamenté no tener su misma edad; luego vino un pibe de diez años, no era el mejor de los bailarines pero hizo un gran esfuerzo para ser seleccionado. Cuando terminó su pieza, mi compañera Brenda le disparó una pregunta: -¿por qué quieres ser bailarín? -porque lo llevo en la sangre, porque me electrizo cuando bailo, porque me conecto con dios. Aquella respuesta nos dejó a todos boquiabiertos; ese era el verdadero sentimientos que todo bailarín debía llevar por dentro. Miré a Brenda y por fin me sonrió. En ese instante la sentí mía.
   A la salida del evento logré tener un acercamiento normal con ella, pero no recuerdo que para poder llegar a su sexo necesité tres citas. Eso era demasiado tiempo para un hombre como yo. Me pareció extraño para el estilo de mujer que aparentaba ser. Ese día no pude más que invitarla a una taza de té en vista de su insistencia de que no le gustaba el licor. La respeté, y fui tan evidente con la caballerosidad que ella necesitaba sentir de mí en nuestra tercera cita, que me invitó a su casa, me confirmó que vivía sola y de hecho eso fue lo que sospeché, pues no vi en ningún rincón de su hogar alguna foto que evidenciara lo contrario. Descansé. Sostuvimos una interesante conversación, ella me habló de su vida de bailarina, me dijo que había estudiado en el extranjero y que vivió casi toda su vida fuera del país, hasta que por invitación de la Academia, regresó, su carrera ya había terminado por culpa de la edad, ya era una mujer adulta y esa profesión egoísta al aceptar sólo gente mucho más joven que ella. La comprendí. Hablamos de los niños que participaron en la audición. y por primera vez tocamos el tema de bailarín que tenía muchísismos deseos de lograrlo aunque no tuvieron mucho taletno para eso; al fin y al cabo lo más importante sería llegar a serlo eran los deseos, concluimos. Por fin llegó el momento más esperado, sentí mucha química con Brenda, al igual que ella. Intenté darle un beso tierno, pero me sorprendió su respuesta agresiva. Me desabrochó el pantalón mientras me besaba, luego empezó a bajar hasta que me descubrió. Continuó besándome cada vez más desesperadamente. Creo que me pagó la escena que seis meses atrás había vivido con Stephanie en el hotel, me hizo llegar a mi momento crucial. Lo peor de todo es que me ocurrió exactamente lo contrario. Nunca se dejó tocar por mí, también me dio una larga explicación. Descubrí que llevaba años siendo lesbiana a causa de una mala experiencia afectiva que había tenido con un hombre que la maltrataba, luego intentó con una nueva cita y ninguna le pudo funcionar. Me dijo que ya no sabía que hacer, que llevaba mucho tiempo sin estar con un hombre y en ese momento sintió mucho temor. Vi su situación como algo muy normal, pero me sorprendí y me sacudí preguntándome: ¿Qué te está pasando, Tom, con las mujeres? ¿Por qué te están saliendo tan raras? Brenda estaba muy insegura de sí mismo, así que decidí no volver a buscarla.
   Recordé las múltiples jovencitas con quienes estuve en mi adolescencia, las mismas que permitían que yo les hiciera de todo, me tocaban, las tocaba, pero a la hora de la penetración salían corriendo, ellas creían que permanecer vírgenes era la diferencia entre ser santas o pecadoras; este caso extraño que me ocurrió con Brenda, fue demasiado para mí; nunca antes había compartido  mi intimidad con una lesbiana, salí corriendo.
   Esta historia se había borrado por completo de mi memoria, hasta que tuve que buscarla por varias horas y hallarla luego de que apareciera, al igual que Stephanie, en la libreta de llamadas que sigilosamente había registrado mi madre.



LOL pobre de Tom xd.
Adiós ;-).

3 comentarios:

  1. Ay Tom tiene muchas anecdotas
    Esta genial la fic :D
    siguela prontoo.. Bye cuidate

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  2. Tom siempre se la rifa, ay me encanta
    sube pronto
    cuidate bye :)

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  3. jajajaja los recuerdos de Tom
    me encantoo
    espero el prox
    bye cte:)

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Nos vemos en la siguiente escena.
Gracias :3